Vamos a centrarnos en el contenido de tu presentación. No voy a hablarte aquí de tu puesta en escena, sino de cómo preparar tus ideas para que sean fáciles de seguir y de entender.
Preparar el contenido de una presentación es parte de ese trabajo previo de laboratorio, que haces en blanco y negro, pensando en lo que necesitas contar, y sin pensar en diapositivas.
Es un trabajo que te va a ayudar a que tus ideas no sean una lista de la compra. Les va a dar cohesión a través de la lógica. Va a hacer que tu presentación tenga sentido como un todo. Que avance y que todas las partes contribuyan a llegar al mismo destino.
Por supuesto, no hay una única manera de lograrlo. Pero te puede ser muy útil hacerte siempre las siguientes 5 preguntas.
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¿Cómo me aseguro de que mi presentación no pierde el foco?
Cuando hablas, en general, es muy fácil desviarte del tema principal del que habías prometido hablar. Te pasa tanto si hablas durante 3 minutos como si hablas durante 1h. Ahora piensa en una presentación. El nivel de información que compartes puede ser mucho y denso. Corres el riesgo de querer hablar de demasiadas cosas y de no discriminar información. Por eso lo primero que tienes que hacer es decidir de qué va tu presentación. Cuál es tu gran idea o la gran conclusión a la que quieres llegar. Ése va a ser tu foco. Tu GPS para tomar decisiones.
Lo que no te ayude a argumentar tu gran idea deberá quedarse fuera.
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¿Cómo me aseguro de que mis ideas generan interés?
Es fácil que caigamos en el hechizo de nuestras propias ideas. Nos enamoramos de ellas y perdemos el sentido auto-crítico. Lo importante es que sean relevantes para el que te escucha. Si no conectan con sus inquietudes, sus necesidades, sus deseos, sus dudas… no van a ser interesantes para tu audiencia.
Tus ideas deben ayudar a validar lo que intuyen que saben, o ayudar a aclarar lo que les confunde, o a abrir nuevos interrogantes para acercarles a las preguntas relevantes que no se están haciendo. Por ello, la mejor manera de asegurarte de que generan interés es contener tu impulso por ordenar tu información y hacer antes, en cambio, un listado de las grandes preguntas que se va a hacer tu audiencia, respecto a lo que vas a hablar. Hazte las preguntas que se hará tu audiencia y encuentra las respuestas a las que puedes llegar, con la información de que dispones.
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¿Cómo estructuro mis ideas para que tengan un hilo conductor?
Si pensamos que esas respuestas a las que has llegado tienen el potencial de convertirse en “ideas”, tu misión ahora es ordenarlas con coherencia y una lógica que siga un hilo conductor. Un camino fácil y útil es crear un “Story Map” o Mapa argumental, que no es otra cosa que una secuencia lógica que relaciona ideas o conclusiones. Te va a permitir
1) relacionar tus ideas con un hilo argumental,
2) desglosar tu hilo argumental en una introducción, desarrollo y desenlace y
3) asegurarte de que la historia de tu presentación avanza progresivamente y genera curiosidad e interés, de manera continuada.
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¿Cómo mantengo el interés a lo largo de mi presentación?
Gracias a que tu información ahora responde a las grandes preguntas que se hace tu audiencia, sabes que vas a captar el interés en un primer momento. Pero además de captarlo hay que mantenerlo.
Es fácil que caigas en la trampa de pensar que para desarrollar tus ideas necesitas todo ese amasijo de datos, explicaciones, definiciones, etc. que has acumulado. Pero la realidad es que tu audiencia no necesita tanta información como tú para llegar a una conclusión.
Así que debes elegir bien la información que argumenta tu idea y no “enrollarte” más de la cuenta. ¿Mi recomendación? Desglosa la parte de desarrollo de tus ideas en 3 “actos”. Y asegúrate que dentro de cada “acto”, la información que compartes contribuye al avance de tu historia.
Por ejemplo, imagina que tu charla va de compartir malas noticias.
- En el acto 1 puedes explicar a) qué ha sucedido, b) cómo y por qué ha ocurrido y c) por qué es relevante solucionarlo.
- En el acto 2 puedes hacer que la historia avance explicando qué pasos se han dado para limitar el daño.
- Y en el acto 3 explicas el camino a seguir para evitar el daño en el futuro.
Si te fijas, el avance tiene lugar cuando te ayuda a responder a nuevas preguntas que se hace tu audiencia. Es decir, te permite profundizar en el tema, o te ayuda a descubrir un aspecto que la audiencia no conocía, o te ayuda a validar algo que la audiencia intuía o, en su caso, te ayuda a aclarar un aspecto sobre el que tenía serias dudas o confusión.
Recuerda, discrimina información que no sea clave o no aporte textura y evita el “nice to know but so what?”
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¿Cómo hago que mi contenido sea digerible?
Nuestro impulso inicial es hablar desde la literalidad de los hechos. Pero una lista de hechos puede ser muy aburrida, incluso si es relevante para poner luz a las inquietudes de los que te escuchan. Por eso te recomiendo que sustituyas algunas de tus explicaciones por pequeñas historias con moraleja, que utilices buenas metáforas o que pongas ejemplos comparativos o hagas paralelismos. Te ayudarán a modular el ritmo de tu historia y facilitarán la comprensión y el recuerdo.
No dejes que tu información secuestre tus ideas. Ni permitas que el exceso de datos asfixie a tu audiencia y logre que pierda el interés. Si presentas es porque puedes aportar valor. Pon tus ideas en valor.
En tu próxima presentación, aparta el ordenador por un momento y piensa… ¿Cuáles son las grandes preguntas a las que voy a dar respuesta?