Las historias tienen el poder de hacerte 22 veces más memorable cuando das una charla.
Son tu herramienta infalible para conectar con las personas que tienes delante.
Y esto es lo que tienes que saber para entender cómo empezar a crearlas.
Sube el volumen, toma papel y lápiz, y empieza a pensar en tus nuevas historias.
Puede que muchas de las historias que hoy estás compartiendo no estén funcionando. Y, si es así, lo más probable es que sea por falta de una buena estructura dramática.
HAGAMOS UN TEST para ver ¿dónde están las goteras de tu historia?
Hazte las siguientes 3 preguntas para comprobar por dónde puede estar fallando tu historia.
#1 ¿Estás tratando de ser tan fiel al cómo y cuándo ocurrieron los hechos, que te cuesta sacrificar información?
Te invito a que veas tus historias desde una nueva perspectiva. Las historias se crean. Y eso significa elegir qué va dentro y qué se queda fuera. Es como cuando tomas una foto. Tú eliges el encuadre, qué quieres mostrar, lo que no quieres que se vea porque quita protagonismo al resto. Y lo que tampoco quieres que se vea porque, en realidad, al no mostrarlo estás generando curiosidad.
Regresando a tus historias verbales… no puedes contar todos los detalles de cómo sucedieron los acontecimientos, porque la realidad es que la gente no conecta con esos detalles. Conecta con el fondo de la historia.
Si no sabes qué información debes añadir o sacrificar es porque todavía no has elegido una trama emocional.
La trama te ayuda a tomas esas decisiones.
#2 ¿Eres capaz de decir en una sola palabra de qué va tu historia?
Las historias van de las motivaciones y de las tensiones que se esconden detrás. En otras palabras, son historias de coraje, de perseverancia, de miedo al fracaso, de pérdida, de querer dejar un legado.
Eso son sólo ejemplos. Tu historia va de lo que tú quieras. Pero va de lo que decidas y no de otra cosa, porque quieres que esa audiencia en concreto se identifique con ello.
Si crees que tu historia va de muchas cosas a la vez, entonces estás tratando de abrir demasiadas puertas con una sola llave. Y no eres parte del servicio de un hotel que tiene la llave maestra.
Para cada motivación que quieras activar en el otro, necesitas una historia.
Te pongo un ejemplo. Tú puedes hablar de algo que perdiste, pero quizás no es con lo que quieres que tu audiencia se quede. El mensaje de fondo, tu moraleja, quizás vaya de que la perseverancia siempre gana. De eso va esa historia. Porque es la conclusión a la que quieres que lleguen de tu mano. Pero para llegar ahí has tenido que hablar de pérdidas y de muchas más cosas.
Por eso te pregunto de nuevo. ¿Eres capaz de sintetizar tu historia en una palabra?
Si la respuesta es no, es que aún no tienes claro por qué y para qué quieres crear y utilizar tu historia. Y si no tienes eso claro, no podrás decidir qué va dentro, qué va fuera y cómo contarla.
#3 ¿El/La prota de tu historia termina igual que empieza?
Hay diferentes tipos de historias, en función de para qué las vayas a usar. Si hablamos de historias personales, por ejemplo, algunas te ayudan a demostrar quién eres, otras hablarán de aprendizajes puestos en valor y otras, quizás, de tu visión de futuro.
Pero, en cualquier caso, tienes que mostrar cómo tu protagonista (seas tú o quién tú decidas) ha pasado por una pequeña transformación. Si tenía miedo a algo, ya no lo tiene. O sigue actuando a pesar de tenerlo. Si desconocía algo, ahora tiene conocimiento y sabe cómo aprovecharlo. Si tenía un deseo que le parecía inalcanzable, ahora está más cerca de conseguirlo.
Sin transformación, no sólo la historia es plana, sino que además tu audiencia no puede aspirar a un cambio.
Deben poderse ver reflejados en la historia y aspirar a llegar al lugar al que ha llegado tu protagonista. Y si el final es uno de esos tristes y desafortunados, deben entonces querer prevenirlo para no encontrarse en esa situación.
Las personas que te escuchan van a conectar con el fondo de tu historia aunque no hayan vivio lo mismo que tú. Porque nuestro cerebro se encarga de ayudarnos a vernos reflejados. No conectan con los detalles. Conectan con el conflicto que tu historia resuelve.
Te invito a que sigas creando historias y utilizándolas en tus charlas, reuniones y conversaciobnes cotidianas.
Son poderosas y te harán mucho más interesante.
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